Maltear un grano implica remojarlo para hidratarlo, germinarlo en condiciones ideales de temperatura y humedad y secarlo a la temperatura óptima para preservar sus características.
La germinación de los granos cambia su perfil nutricional, haciendo que los nutrientes estén más disponibles y sean más fáciles de digerir.
Malteamos granos que no contienen gluten, que son producidos de manera agroecológica y que cumplen con los parámetros de calidad para ser germinados.